26 de marzo de 1851:
El Presidente Diego Noboa pone el Ejecútese al decreto de creación de la provincia de
Cotopaxi.
Acta del 06 de marzo de 1851, páginas 228 – 234,
de la Convención Nacional
TERCERA DISCUSIÓN Y APROBACIÓN DEL PROYECTO DE
DECRETO DE CREACIÓN DE LA PROVINCIA DE COTOPAXI
“Se puso en tercera discusión el proyecto de decreto sobre elegir una nueva provincia
denominada del Cotopaxi, y compuesta de los cantones de Latacunga y Ambato, y
cuya capital sea la primera. El h. Angulo se opuso a lo sustancial del susodicho proyecto, reflexionando que sí llegara a sancionarse, se aumentarían las penurias del tesoro
público con las dotaciones que será necesario asignar al Gobernador, Secretario, Tesorero y amanuenses, cuando por otra parte no hay razón poderosa que haga indispensable aquella medida. Las atribuciones de los Jefes políticos con poco o con nada difieren de las que competen a los Gobernadores, las distancias de esta capital a los puntos de Latacunga y Ambato es muy pequeña para que puedan influir poderosamente en la
erección: los electores no tienen que emprender en una marcha prolongada ni costosa para venir a esta Capital a desempeñar sus funciones, y cualquier sacrificio pecuario que hagan para dar este paso se halla bastante mente compensado con el honor que
reciben de este importante cargo. Además, la provincia de Pichincha quedaría reducida
á un solo Cantón; y aun que este inconveniente no se considere de mucho peso, lo es el de que todos los Cantones de la República, animados por el espíritu de emulación querrán elevarse a la misma categoría que se quiere dar á Latacunga y Ambato. El más grave argumento de los que acaba de hacer el h. proponente contestó el h. Quevedo, consiste en el gasto que ocasionará al tesoro público los empleados que demanda el régimen administrativo de una provincia; mas este mismo desaparece, atendiendo que ellos son muy pocos, á que solo el Gobernador es de alguna entidad, y á que las dotaciones no alcanzarán á tres mil pesos anuales, pues que serán moderadas como proporcionadas álas circunstancias locales. Con tal exiguo sacrificio los pueblos de Latacunga y
Ambato ganarán todas las ventajas que ofrece el rango á que se trata de elevarlos. Ellos contribuyen considerablemente al sostenimiento de la administración pública en general, y á que tienen tantos y tan fuertes deberes, justo es que se les conceda también los derechos que desean por patriotismo, y que las prometen progresos que no han
podido obtener bajo el régimen en que han vivido. Estando el Gobernador en más inmediato contacto con los pueblos componentes de la provincia, el orden público en sus diferentes ramificaciones, es mayor vigilado, y la recaudación de las rentas fiscales se
hace mas activa y arreglada por el constante (ilegible) de la primera autoridad encargada de velar sobre ella. El sacrificio pecuniario que hacen los electores para trasladarse
á esta Capital, no es tan despreciable como se supone ni es voluntario, puesto que el cargo es obligatorio y forzoso bajo de penas que no deben verse con indiferencia, sacrificio que no siendo común á los vecinos de Quito, deja establecida una injusta desigualdad. La idea de que otros Cantones pretenderían seguir el ejemplo de Latacunga y Ambato, no debe impedir que respecto de estos se tome las medida vital que propone el
proyecto en discusión, porque no todos, se concentrarían en idéntico caso; y porque sí así fuera y la conveniencia social presentará igual exigencia, muy propio será la representante nacional el acceder a esta para promover mejoras. El H. Vásconez, coincidiendo con estas ideas, discurrió en el sentido de que el legislador no debe dolerse del
tesoro público cuando se trata de hacer adelantos a los pueblos en el camino de la mejora. El legislador no debe omitir medio alguno que conduzca al bien de los asociados,
ni detenerse, para promoverlo en el gasto de las rentas fiscales que no tienen otro objeto. Las dotaciones necesarias para los poquísimos empleados de la nueva provincia del
Cotopaxi, formarían una suma tan exigua, que no deben impedir la erección á que tien-
de el proyecto y á que tienen mil títulos los Cantones de Latacunga y Ambato por su abundante población digna de los solícitos anhelos, y por varias otras circunstancias peculiares que demandan imperiosamente la medida en cuestión; ellos producen, dijo, más de cien mil pesos anuales de ingresos á favor de las arcas nacionales; contribuyen eficazmente á dar vida y movimiento a la acción gubernativa y merecen por lo mismo
todo género de consideraciones. La necesidad de que los electores vengan a esta Capital a desempeñar ese delicado encargo, no es tan insignificante que no deba ser reparada,
pues ocasiona molestias y perjuicios de consideración, por que obliga la ciudadano á
hacer sacrificios propios para sobrellevar una carga Concejil, o pena de ser condenados
a multas y á perder los derechos de ciudadanía. Sí ha habido razones para dividir el
territorio de la República en siete provincias, no hay ninguna que haga no conveniente
el aumento de una. El h. Bustamante expresa que quisiera convencerse, pero que no
halla la conveniencia pública que muestre como necesaria la erección que se pretende.
La distancia de Quito a los Cantones de Latacunga y Ambato es tan pequeña, que no
puede servir de fundamento al proyecto que se discute. El gasto anual en los sueldos de los nuevos empleados, no sería menor de tres mil pesos como se ha dicho, sino mayor
de cuatro ó cinco, y que el és pequeño aisladamente tomado, es grabe sí se le ve en el
conjunto de los que pesan sobre el tesoro de una manera no proporcional a sus ingresos,
que siempre dejan un déficit. Nuestros recursos fiscales no pueden aumentarse; y pues-
to que gravita sobre la nación una deuda gigantesca, preciso es hacer economía, en
vez de extraordinarios desembolsos, para dar á nuestros acreedores siquiera la esperanza de que serán paulatinamente pagados. Los rendimientos de Latacunga y Ambato no
son de más de cinco mil pesos anuales como ha afirmado el (ilegible), pues no llegan ni
a la mitad de esta cantidad, según lo manifiestan los cuadros que existen en el Ministerio de hacienda. Los primeros Cantones visitados por el Presidente de la República, en
uso de la autorización constitucional que se le ha dado, serán los de Latacunga y Am-
bato: entonces podrán estos representarle las necesidades que tengan, y entonces serán
satisfechas en su línea. La atmósfera política será probablemente bonancil en lo sucesivo, y la naciente administración podrá hacer en bien de los pueblos, lo que no pudo
hacer la pasada por las frecuentes barreras que amenazaban a la nación. El h. Quevedo
refutó este razonamiento, expresando que (ilegible) las leguas que separan á esta Capital a los Cantones de Latacunga y Ambato, pudiera esta circunstancia servir de argumento plausible para que no se adopte la erección propuesta, debería también deducir-
se del mismo la conveniencia de suprimir la provincia de Imbabura equidistante de esta
Capital respecto de aquellos Cantones. Y no se invoque, para establecer diferencia, al
lejano punto de Tulcán y otros que pertenecen a la provincia mencionada, porque vendrán al encuentro las parroquias del Zapotal, Quevedo y varias otras que hallándose
situadas en parajes muy remotos, son colindantes con las provincias de Guayaquil y
Manabí, á donde jamás han alcanzado ni alcanzarán las miradas del Gobernador de
Pichincha. Se exageran los gastos que ocasionarán los empleados de Cotopaxi, cuando
con mil pesos estará dotada la gobernación, con 400 la Secretaría, y con una pequeñez
las plazas de los amanuenses: he aquí todo el nuevo desembolso que harán las cajas
nacionales en favor de la mejora que no es posible revocar a duda. La visita que haga el
Presidente del Estado, a los Cantones de Latacunga y Ambato, no puede equivaler al
bien que producirá la constante permanencia del Gobernador en los pueblos que te-
niendo diferentes oficinas, establecimientos de instrucción pública y tantas fuentes de
riqueza y mejora que yacen en el olvido, demandarán anhelos para corresponder a la
institución de las sociedades humanas. Uno de los motivos que no debe mirarse con
indiferencia, es el de que los infelices indígenas, que llegan al estado de invalidez física;
necesitan, aunque se expongan á morir, trasladarse desde sus remotas habitaciones de
Latacunga y Ambato á esta Capital, para acomodito su achaques y obtener después de
repetidas marchas y diligencias embarazosas, la exención del pago de la contribución
impuesta a su miserable clase. Los sacrificios personales y pecuniarios á que están condenados los electores de los susodichos Cantones para presentarse frecuentemente en
esta Capital, y los cuales no afectan á los vecinos de ella, (ilegible) traen también otro
fundamento a la medida que se disputa sin haber contestado a la observación, y cuya
importancia no puede desconocerse. El h. Villavicencio adujo varias razones en favor
de ella, manifestando entre otras la de que formando los Cantones de Latacunga y Ambato una provincia separada, podrán proporcionarse las facilidades de que hasta ahora
han carecido para llevar á cima la útil empresa de abrirse vías de comunicación; que los
ponga en contacto con la provincia de Manabí, y les presenta puntos de demanda á
donde exportar sus productos naturales. El h. Tamariz sostuvo también el proyecto en
discusión, manifestando que la riqueza explotable, la población numerosa, las considerables rentas y las multiplicadas relaciones de Latacunga y Ambato, los llaman á elevar-
se a la altura que aspiran impulsados por un espíritu de mejora y de progreso á que naturalmente se inclina y debe inclinarse la especie humana para encaminarse hacia su
perfección: que hay en esta República cantones inferiores á aquellos por sus circunstancias, pero que sin embargo están constituidos en el rango de provincias separadas,
y con razón, por que es indudable que los pueblos ganan inmensamente abarcando en
su categoría, que si en lo judicial no se cuestiona la conveniencia de acercar los tribunales á los ciudadanos, ni debe desconocerse tampoco la utilidad de poner mas inmediatas a ellos las autoridades directivas del orden político, para que sea más pronta y
eficaz la acción gubernativa. Los Cantones de Latacunga y Ambato, concluyó diciendo
el h. Tamariz, merece muy bien dar el paso que desean para mejorar su situación y proporcionarse las ventajas de que carecen. El h. Cadena, penetrado de la conveniencia
pública que envuelve el pensamiento de crear una nueva provincia con los Cantones de
Latacunga y Ambato, hizo una comparación con el de Esmeraldas que, no obstante su
población reducida, fue elevada a la clase de provincia por la esperanza de que progresará con la riqueza que es capaz de producir el cultivo del tabaco – única industria y
único ramo de exportación que conoce; mientras que los dos antedichos cantones tienen la población abundante; y agricultores y manufactureros como son, cuentan con
variados productos, que han formado en tiempos mas felices su fortuna colosal, y que
podrán reestablecerla facilitándose el medio de ponerse en cómoda comunicación con
las provincias de Guayaquil y Manabí da que son colindantes. Constituidas en la Categoría de provincia podrán realizar la empresa de perfeccionar el camino que los ponga
en frecuente comunicación con Manabí, y con eso abrirán un canal de riqueza que los
levante de la postración en que se hallan, y que haga incrementar las rentas de la Nación. Cerrado el debate se aprobó el relacionado proyecto con los dos artículos y parte
motiva que tiene, e inmediatamente se pasó a la comisión de redacción: poco después lo
presentó esta en la conveniente firma, y se dirigió al Poder Ejecutivo por medio de un
mensaje encomendando a los h. Quevedo y Vásconez” [F]
Fuente: memoria histórica 01