La especulación es una de las acciones más dañinas y crueles que afecta a toda la población y que debe ser castigada con el mayor rigor de la Ley, en toda mi vida he visto como la mayoría de los gobiernos han tomado medidas económicas, cuando está en peligro la producción nacional, muchas veces razonables; pero ahí están los aprovechadores inescrupulosos para echar al suelo el objetivo de una medida económica, al subir los precios de los productos y sembrar la incertidumbre y la desesperación, pero ninguna medida frenará esta despreciable actitud, que siempre se ha amenazado con un riguroso control por parte de las autoridades, pero la fuerza especulativa es mayor; veamos cuantos son castigados por esta actitud nefasta y deshonesta que no habrá resultados mientras no tengamos conciencia todos los ciudadanos, a través de una efectiva educación con valores.
Teóricamente la especulación, es una operación comercial o financiera que se lleva a cabo con mercancías o valores, con el objetivo de obtener lucro a partir de las variaciones de los precios; la voluntad del especulador es comprar a un precio y vender a otro mayor. Está práctica está mal vista a nivel social ya que los especuladores pueden forzar a que los precios suban o bajen por encima de su valor real, al aumentar la demanda o la venta de forma artificial como lo muestra la historia de la economía; los procesos especulativos suelen conducir a crisis económicas muy graves. En el mundo globalizado actual, sus consecuencias afectan el trabajo productivo y la vida de millones de personas en numerosos países, lo que constituye una violación de sus derechos humanos básicos.
En el Ecuador algunas medidas económicas en este caso arancelarias han conducido a procesos especulativos incontrolables cuando se pensaba que el objetivo iba a ser la protección de los bienes nacionales; pero no es así, cuando la población no está preparada para enfrentar esta crisis. Si queremos mejorar la producción nacional en cantidad y calidad debe haber inversión pública pero de tras de esta inversión debe haber lo más importante apoyo científico y tecnológico para en el caso de la agricultura no seguir sembrando semillas genéticamente erosionadas para cosechar lo mismo que antes. En la Semana Santa casi siempre ocurren estos fenómenos por la comercialización de granos e insumos para la tradicional fanesca. Afortunadamente, son los propios mercados los que han puesto en marcha en los últimos años una serie de mecanismos de control para evitar esas conductas nocivas. [F]
Por: Dr. Luis Reinoso