El Cotopaxi es el volcán más alto del mundo y el más activo del Ecuador, con 5.897 msnm., que empieza su actividad hace unos 5000 años; sin embargo en tiempos prehistóricos se han presentado lahares de gravísimas consecuencias como hace 2400 años que dejo un deslizamiento de grandes dimensiones; a finales del Pleistoceno hasta la actualidad el Cotopaxi reanudó su actividad que construyó el actual cono. Desde hace 466 años, se han contabilizado numerosas erupciones que han destruido los valles cercanos, que se inicia a partir de 1534; en adelante no han ocurrido erupciones de consideración, pero sí en cambio, varias erupciones explosivas con ascensos de magma como la de 1877. Wolf (1878) describe a estos episodios como una enorme lluvia de arena y ceniza, a la cual siguieron grandes avenidas de agua y lodo que, devastaron todo lo que encontraban a su paso. Los lahares del Cotopaxi recorrieron los 300 km hasta Esmeraldas, así como también a los ríos Napo y Pastaza, la alta energía, velocidad, densidad y capacidad de arrastre, hacen de los flujos de lodo un fenómeno muy destructivo.
El Cotopaxi es uno de los volcanes más activos del Ecuador, debido a su actividad cuyo producto se refleja en la caída de cenizas, emisión de flujos piroclásticos y los lahares originados por la fusión de la nieve.
El carácter explosivo de sus erupciones y la gran cantidad de material incandescente ha generado numerosos flujos de lodo que han llegado hasta el océano pacífico, históricamente estos flujos han recorrido doce veces por el cauce del Río Cutuchi, tres veces por el Río Pita, y cuatro veces por el Río Napo.
Últimamente se ha observado una actividad registrada por el Instituto Geofísico de la Politécnica Nacional, con aumento de sismicidad, emisión de bióxido de Azufre, con valores superiores a 2500 toneladas por día, que han ido disminuyendo paulatinamente. A partir del 10 de junio del 2016, se ha observado emisiones de baja energía a través de las fumarolas existentes. Es necesario puntualizar que la actividad sísmica del volcán así como la emisión de dióxido de azufre sigue presentando niveles extraños, además las señales de tremor registradas desde el 4 de Junio no se han presentado desde 1986 en que comenzó el monitoreo instrumental por el Instituto Geofísico, que se encuentra continuamente vigilando la actividad volcánica.
Después de todos estos episodios, lo único que debemos temer es la cantidad de nieve, que al derretirse por la erupción arrastraría a los lahares; pero debido al calentamiento del Planeta ha llegado a un mínimo, que no causaría mayor daño a la región excepto la caída de ceniza. [F]
Por: Luis Reinoso Garzón