Los bombos y platillos deben estar enmohecidos en las bodegas municipales de tanto esperar para la anunciada “INAUGURACIÓN APOTEÓSICA” de la obra macro, paso deprimido del Molinero, en el barrio de San Felipe.
El contrato firmado en septiembre de 2017 determinó que debía entregarse la obrita en junio 2018. Llegada la fecha, ante el incumplimiento, no faltaron excusas anti técnicas que pusieron de manifiesto la total carencia de planificación, y se extendió a agosto, luego noviembre y por último, con amenaza de multas que nunca se ejecutarán, se garantizó la entrega en diciembre 15.
Jamás se contrataron estudios para una nueva red de agua potable y alcantarillado, que deberían haberse construido ANTES DE INICIAR LA OBRA. La desesperación por empezar a justificar el primer millón de dólares recibidos de anticipo, llevó al contratista a iniciar la excavación y romper tuberías por doquier, hasta la presente fecha. El atropello a los derechos ciudadanos de acceso al agua, la movilidad, la salud y la seguridad, motivó la ÚNICA acción de protección propuesta por el colectivo El Molinero, conformado por una centena de habitantes de San Felipe, ante lo cual el Juez Constitucional sentenció que se habían vulnerado cuatro derechos ciudadanos y dispuso una serie de acciones inmediatas para su reparación, aunque NO ORDENÓ LA PARALIZACIÓN DE LA OBRA hasta tener un informe de Contraloría, Defensoría del Pueblo y Dirección Provincial del Ambiente.
La ciudad ha enterrado más de tres millones de dólares en una obra concebida por sí y ante sí, entre gallos y medianoche, por el alcalde, apartándose de lo establecido en el Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial, para adjudicarla al único oferente, a pesar de baja solvencia técnica y económica, gracias a la ayuda de informes que la recomendaron, incumpliendo la RECOMENDACIÓN DE DECLARAR DESIERTA LA LICITACIÓN POR PARTE DEL SERCOP que es de CUMPLIMIENTO OBLIGATORIO.
La Contraloría comunicó su informe especial en agosto 2018 con más de CUARENTA OBSERVACIONES, lo cual será motivo de sanción administrativa, civil y puede ser hasta penal. [O]
¡QUE PENA POR NUESTRA Ciudad!