A partir de la Pandemia, los casos de depresión grave y ansiedad se incrementaron en forma vertiginosa, en estos trastornos las mujeres se vieron más afectadas que los hombres, Así concluye un nuevo estudio, publicado en la revista Lancet y llevado a cabo por un equipo internacional de especialistas en salud mental.
Los autores comprobaron que los países con elevadas tasas de infección por covid-19 y con fuertes reducciones en la movilidad de las personas, como consecuencia de medidas como el confinamiento y cierre de instituciones educativas, registraron los mayores aumentos en la presencia de ambos tipos de padecimientos.
A medida que los gobiernos comienzan sus planes de recuperación de la covid-19, es importante conocer las necesidades sanitarias de la población, incluida la salud mental. Los resultados ponen de manifiesto la urgente necesidad de reforzar los sistemas de salud mental para hacer frente a la creciente carga de trastornos depresivos graves y de ansiedad, incluso antes de la pandemia, ya perturbaban en gran medida a la carga mundial de morbilidad, afectando a millones de hombres y mujeres de todas las edades.
En nuestro país los sistemas de atención a la salud mental han estado históricamente desorganizados en la prestación de servicios. Satisfacer la demanda añadida de servicios de salud mental debido a la covid-19 será un reto para la población; por su parte, los jóvenes se vieron más afectados que los grupos de mayor edad. La presencia adicional de estos trastornos alcanzó su punto máximo entre las personas de 20 a 24 años
La pandemia ha marcado muchas desigualdades existentes; penosamente, por numerosas razones las mujeres siempre han tenido más probabilidades de verse afectadas por las consecuencias sociales y económicas de la covid-19; las responsabilidades adicionales de cuidado del hogar tienden a recaer en ellas, y por el hecho de tener salarios más bajos y un empleo menos seguro que los hombres. Además, son propensas a ser víctimas de violencia doméstica, que aumentó en este periodo. De la misma forma, el cierre de centros de estudios y las restricciones impuestas que limitaban la capacidad de los jóvenes para aprender e interactuar con sus compañeros junto con el mayor riesgo de desempleo también significaron que estos sufrieran un mayor impacto durante la pandemia. Es crucial que los responsables políticos tengan en cuenta factores decisivos como parte de las medidas para reforzar los servicios de salud mental.
En nuestra provincia la pandemia ha creado un entorno en el que muchos componentes de la salud mental se ven afectados, lo que ha supuesto que la demanda de estos servicios haya aumentado; tenemos que reevaluar seriamente cómo responder a las necesidades de la población para enfrentar el futuro; existen tratamientos eficaces para estos procesos y las estrategias deben promover intervenciones para quienes sufran un trastorno mental.