Por: Mgs. Eduardo Guerrero Guevara
Cuando se ingresa a los centros de rehabilitación social o lo que se llamaba anteriormente las cárceles; uno palpa lo que sucede al interior de las paredes que alberga a miles de personas que tienen conflictos con la justicia y con la sociedad. Personas de bajos recursos económicos que violentaron las leyes jurídicas para cometer actos delictivos. Pero al decir de las autoridades, el objetivo es reintegrarlos a la sociedad rehabilitados, intenciones que poco o nada se cumple.
La realidad de las cárceles, ha rebasado la capacidad estatal. La intención de crear mega centros penitenciarios era: mejorar el control de los recluidos, dotarles de una infraestructura más cómoda; con espacios para el trabajo, la educación, la recreación y la rehabilitación; con personal que atienda cada una de las áreas y con programas para su recuperación y reinserción.
Sabemos que la delincuencia es fruto de la descomposición social que vive la población. Poco a poco se va desvaneciendo el sistema de rehabilitación social, cuya finalidad, como ya dijimos, es la reinserción a la sociedad, garantizando la protección y los derechos de ellos.
La política penitenciaria se ve también afectada por el crimen organizado, el hacinamiento, instituciones de justicia ineficientes, un sistema débil, lucha entre bandas de reos, tráfico de drogas, conflictos de intereses, violencia, autoridades ineficaces, programas de reinserción que no se rigen a lo que realmente deben ser, personal sobornable y deficiente presupuesto para el funcionamiento.
Lo sucedido en 4 centros penitenciarios, es el reflejo de esta problemática. No hay compasión ni respeto entre los reclusos, confluyendo en el asesinato de varias personas; según los entendidos, es un acontecimiento nunca antes visto en la historia carcelaria. Ante la utilización de armas letales, teléfonos celulares y otros artefactos prohibidos de ingresar; se evidencia que ingresaron eludiendo los filtros de seguridad y posiblemente con la complicidad de personas responsables del control y vigilancia.
Requiere no poner parches a un sistema penitenciario en deterioro, como así se lo ha hecho en otras ocasiones. Es responsabilidad del gobierno nacional realizar una valoración minuciosa y seria por parte del organismo responsable de la rehabilitación social para determinar las casusas del problema y proponer soluciones a corto y mediano plazo; mejorar el sistema de justicia para que sea eficiente y destinar los recursos para el cumplimiento de los planes de rehabilitación.
Sabemos que las causas de la ola delictiva que afecta a la humanidad, es la descomposición social, fruto del deterioro moral y de la crisis familiar en la educación en valores humanos. El corazón y la razón del hombre están viciados por un mundo anclado en el materialismo y en el dinero; la persona humana no cuenta.[O]