OPINIÓN
Mgs. Eduardo Guerrero
La emergencia sanitaria decretada por el gobierno nacional, la gran mayoría de opiniones indican que deja secuelas en el sector económico; se habla del decrecimiento del producto interno bruto y las pérdidas que tendrán las empresas. Muy poco se discute de las consecuencias para el sistema educativo.
El Ministerio de Educación, hace esfuerzos por solucionar la suspensión de las actividades en los establecimientos educativos; un tema que no estuvo previsto e incide en la formación académica de niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Acude a la teleducación a través de las tecnologías de la información y comunicación: las redes sociales, las plataformas virtuales, la radio y la televisión y los impresos para llegar a una población dispersa, heterogénea y confundida.
En este punto se evidencia algunas falencias; la situación socioeconómica de la población educativa, la cobertura de internet y celular en lugares lejanos, la poca o nada formación de docentes y alumnos en la educación a distancia, un currículo de un sistema educativo para ser aplicado en clases presenciales o semi-presenciales con el apoyo físico del docente, una comunicación débil con la trilogía de la educación: alumnos, maestros y padres de familia, entre otras.
Esta es una pérdida intangible, no podemos medir en términos empresariales, pero si en términos sociales. Ya el Fondo de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO; y, El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF; advierten al gobierno nacional las implicaciones por la suspensión de la educación; resaltando la labor fundamental de los docentes en este momento de la pandemia por el coronavirus.
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Igualmente la Coalición por el “Derecho a la Educación Ecuador”, un movimiento conformado por instituciones y profesionales, en un manifiesto publicado este lunes 13 de abril, indican que “Esta crisis ha evidenciado, aún más, las grandes diferencias y desigualdades sociales, económicas y de género; las brechas de conectividad y recursos tecnológicos; el deterioro de las condiciones de vida de sectores mayoritarios; los efectos perversos del empleo informal…”, dice que “…es urgente que el MINEDUC (Ministerio de Educación) articule y potencie los grandes esfuerzos que se están realizando a nivel gubernamental y no gubernamental en un gran programa integrado que incluya a toda la población en edad escolar…”
En esta crisis es necesario poner en el tapete de la discusión sobre las medidas a ser tomadas en el sistema educativo ecuatoriano, con la participación de autoridades, organizaciones y profesionales en diversas ramas, para respetar y hacer efectivo el derecho a la educación de millones de personas.