No. No estamos en el mercado del Salto, en donde de forma amigable y cariñosa las vivanderas convocan a sus fieles clientes para que les hagan el “gasto”. Estamos frente a nuestro teléfono inteligente, que las 24 horas del día y los 365 días del año trabaja para mantenernos informados de lo que pasa al lado opuesto de nuestra mesa, como al lado opuesto del mundo. Con la ayuda de gráficas, fotografías, memes, videos, textos y todo cuanto puede captar la cámara indiscreta, los cibernautas lo comparten TODO, como demostrando su incontrolable morbosidad oculta en el anonimato.
Es así como las redes sociales en el Ecuador han sido secuestradas por los más de 80.000 auto flagelados candidatos a las dignidades seccionales que se elegirán en menos de 44 eternos días. Los “amorosos y tuneados” candidatos, se presentan en todas las formas imaginables, con sonrisas dignas de Hollywood y con un vocabulario rebuscado para atraer a los caseritos que esquivan verles a los ojos, porque se sienten acosados para aceptar algo que en el fondo poco les interesa: dar el voto por el ciudadano que, saliendo del anonimato, promete haber encontrado la fórmula para resolvernos la vida, de la que a diario nos vivimos quejando, sin hacer nada al respecto.
Los planes de trabajo registrados ante el Consejo Electoral son una cosa. Pero muy distintos son los discursos que, al calor de la demagogia, no respetan los límites de la razón ni de la imaginación y se extienden a cualquier oferta que quiera escuchar el “pueblo”. Como si esto no fuera suficiente, ante la inseguridad que sienten los más débiles candidatos, optan por agredir a los adversarios, utilizando armas ilegítimas como cuentas falsas, páginas clonadas, rumores falsos, y cualquier acción que genere desconfianza hacia el candidato que amenaza llevarse sus votos. Maduremos como cibernautas y declaremos la guerra frontal a la utilización FRAUDULENTA de las redes sociales. ¡No haga el gasto Caserito!
Por: Alberto Salvador