Desde hace más de 40 años, cada 5 de junio se celebra el Día Mundial del Ambiente, con el objetivo de crear conciencia sobre la necesidad de garantizar la protección de los recursos naturales de nuestro Planeta; que fue instituido en 1972 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Estocolmo (Suecia). Entre esos recursos que debemos cuidar y proteger es el Agua porque que su escasez constituye uno de los mayores problemas que sufre la humanidad.
Ya se conoce que en el Planeta más de 1.100 millones de personas no disponen del servicio de agua potable y 2.600 millones no cuentan con un sistema de saneamiento
Latinoamérica, es la gran beneficiada por la naturaleza en cuanto a recursos naturales en general y el agua. Cuenta con las reservas de agua potable más grandes que quedan en el mundo. pero, muestra uno de los mayores índices mundiales de consumo desordenado por habitante, esencialmente por falta de orientación técnica en el uso agrícola-forestal y minero.
Sin embargo, el agua podría alcanzar para satisfacer las necesidades de toda la población mundial. Lo realmente increíble para seres que se consideran racionales, es que en lugar de ocuparnos de distribuirla de tal forma que nadie tenga dificultades de acceso, nos estamos dedicando a desviar, contaminar y agotar esa cantidad limitada de agua potable para el bienestar humano.
Más preocupante aun es, en que manos está quedando este recurso: para muchos gobiernos latinoamericanos todo está en venta, incluso los recursos naturales más básicos, como son el aire y el agua. Estos están siendo, cada vez en mayor medida, controlados por un puñado de grandes multinacionales que van modelando las leyes nacionales e internacionales según el dictado de sus intereses.
Existe una serie de actividades cuyo frenético desarrollo en los países del llamado tercer mundo está modificando gravemente cuestiones como la diversidad biológica, la distribución geográfica, la cultura y hasta el clima de nuestras regiones. Es tan fuerte el impacto que causa la instalación de cualquiera de estas industrias, que cada caso, al intentar analizarlo, parece ser emblemático y sin embargo es uno más de los tantos que se están produciendo en nuestros territorios.
Todas estas actividades tienen algo en común; que además de provocar la devastación del ecosistema en el cual se instalan, provocan deforestación, contaminación, destrucción de hábitat, pérdida de biodiversidad, alteraciones sociales, necesitan utilizar y luego contaminar, millones de litros de agua cada día para su funcionamiento.
Deberíamos tomar conciencia de todo lo que estamos perdiendo. El agua es el bien más preciado que tenemos. Sin agua no hay vida; el Ser Humano está siendo víctima de su propia estupidez, de su egoísmo y de su obsesión por el poder y el dinero.
Los volúmenes de producción y consumo de bienes han ido creciendo a velocidades siderales y, como tenía que suceder, en algún momento superamos la capacidad del planeta de absorber nuestros desperdicios, de comerse nuestra basura, de respirar nuestro CO2, nuestro metano, y de beber nuestros efluentes, nuestros derrames, y los productos tóxicos de nuestras industrias.
La única opción que tenemos es intentar, entre todos, detener el derroche, disminuir los altos niveles de consumo, consumir de forma responsable y así detener el desplome que se nos viene encima, y que de otra forma nos va a tapar a todos, en cualquier parte donde nos encontremos.