El 15 de agosto de 2015 el Maquiavelismo del gobierno de las manos ardientes politizó al propio coloso que adorna nuestra geografía y el GAD Municipal de Latacunga suspendió abruptamente los permisos de construcción en la zona de amenaza de “lahares”, aunque el mapa que la delimitaba había sido publicado por el Instituto Geográfico más de ocho años atrás, amparado en el COOTAD que prohíbe asentamientos humanos en zonas de riesgo.
La extensa zona afectada, está poblada por habitantes que han invertido su patrimonio sin conocer del riesgo, quienes se organizaron y lanzaron un grito de angustia que lo titularon ZONA MUERTA. La zozobra ha sobrevivido por más de tres interminables años, mientras el Municipio ha avanzado con lentitud en un tema que reviste gran responsabilidad, y requiere el apoyo técnico y acompañamiento del Gobierno Nacional, lo cual no ha ocurrido.
En julio 2018 se contrataron los estudios de simulación de lahares con la Escuela Politécnica Nacional, que ratifican la seriedad de la amenaza. La presión de la opinión pública y la cercanía a elecciones seccionales está convenciendo a los ediles de la “urgente” necesidad de dar por terminado el problema. Para ello, se pondrá a consideración del pleno del Concejo la reforma a la ordenanza de uso del suelo incluyendo una “transitoria” que permitiría liberar los permisos detenidos con modestas limitaciones, como construir solamente viviendas unifamiliares. Disponiendo (a la nueva administración) la elaboración de estudios de vulnerabilidades y considerar medidas estructurales de mitigación.
¿Qué pasaría si no son factibles esas obras? ¿Acaso se revocarían los permisos y se reubicaría a los ocupantes de esas viviendas?
Esto sería como resucitar la zona muerta a vida vegetativa, por pocos meses, hasta conocer la realidad. ¿Acaso no deberían elaborarse esos estudios, determinar la factibilidad de esas obras y solo entonces resolver si SE PERMITE O SE PROHIBE CONSTRUIR y, en este caso, afrontar la reubicación? Si la resucitan, debería ser de forma definitiva. [O]
Por: Alberto Salvador