La ganadería industrial ha llevado a un problema insostenible ecológica y económicamente, debido a la gran cantidad de animales que se producen, por la alimentación que se suministra a los mismos y por las condiciones de vida con las cuales se les mantiene. El aumento del consumo de productos cárnicos es la principal causa de la deforestación de selvas, bosques y sabanas.
En la actualidad, el consumo de productos de origen animal parece haberse generalizado. El bistec diario ya no es un lujo que sólo puedan permitirse las clases más pudientes. Personas de todas las clases sociales consumen productos cárnicos a diario, lo cual, hace algunos años, era inconcebible. Sin embargo, este aumento irracional del consumo de carne ha soportado consecuencias nefastas para nuestra salud, para los animales y para el equilibrio económico y ecológico de nuestro planeta.
Las granjas de la Era Postindustrial han dejado de ser aquellos espacios aparentemente silvestres en los que el ganado pastaba plácidamente en campos verdes. Pero ahora se dispones una nave de hormigón en la que los animales se encuentran confinados y se nutren a base de alimentos elaborados con soja transgénica, beben agua mezclada con antibióticos y hormonas que estimulen el crecimiento, es el prototipo de granja industrial europea. Este sistema se conoce como ganadería intensiva, lo cual consiste en engordar el ganado en muy poco espacio y en muy poco tiempo, para mandarlo lo antes posible al matadero y obtener una productividad muy alta y, lógicamente, un mayor beneficio económico.
La mayoría de animales destinados al consumo humano pueden ver el Sol por primera vez en su vida, el día que son trasladados al matadero en camión. El resultado de este proceso es una carne barata, pero que ocasiona innumerables sufrimientos a los animales, que es nociva para nuestra salud y para nuestro planeta.
La sobrepoblación de ganado a provocado que, el 30% de la superficie terrestre del planeta esté ocupada por pastos y granjas industriales. El espacio que ocupa todo este ganado es la primera pieza del engranaje de un sistema de producción de alimentos, para el ganado.
Con el aumento del consumo de carne, cada vez, más masa forestal es destruida para convertirse en campos de pasto, pero esto no es lo peor. La segunda pieza conduce hacia una función todavía más complicada, todo este ganado debe ser alimentado, por tanto, cada vez, más masa forestal es destruida para convertirse en campos de cultivos para elaborar alimentos. Todo esto no genera únicamente un desequilibrio ecológico, también genera un desequilibrio económico.
Para producir un kilogramo de carne, el bovino debe consumir previamente una media de diez kilos de proteína vegetal. El porcino cuatro y las aves entre dos y tres.
Si la demanda de carne no fuera tan elevada, no sería necesario criar tantos millones de reses, tampoco sería necesario alimentarles y los cultivos que se destinan a la fabricación de forrajes, podrían destinarse directamente al consumo humano y erradicar así el problema de los 850 millones de seres humanos mal nutridos, pero, es más, tampoco, sería necesario el uso de tanta superficie de tierra, ya que se podría alimentar a todo el mundo con menos cultivos.
Lo cierto es que pretender que los seis mil millones de seres humanos que compartimos la Tierra podamos acceder al mismo nivel de consumo diario de productos de origen animal, supondría un auténtico déficit en tierras y agua, ya que no existe superficie cultivable suficiente para alimentar a tanto ganado. Frenar el consumo de carne es frenar la demanda de tierras, lo que se traduce en frenar el problema de la deforestación y la cantidad de metano que causa el cambio del clima.