El problema de la basura radica en la producción desmedida que ha generado el sistema consumista que rige a nuestra ciudad; la sobrevaloración que las personas damos a estos productos ha degenerado en la insensibilidad de manera que tan sólo resulta importante adquirir cosas, sin tomar en cuenta el impacto que esto implique a nuestra vida. Lo verdadero y triste, es que el mismo ser humano es quien produce basura debido a la ignorancia, los malos hábitos y la irresponsabilidad, dando lugar a un campo de batalla donde nadie quiere hacerse responsable por lo que produce ni por lo que compra.
Aunque la ceguera es la actitud más cómoda, el hacer de nuestra ciudad el lugar donde queremos vivir consiste en responsabilizarnos por la basura que producimos y cambiar nuestros hábitos. Mientras en otros países desarrollados desde los ochenta, fueron cerrados sus rellenos sanitarios, creando una reglamentación más rígida, sin embargo, nuestros pasos con la gestión de la basura son mucho más lentos.
Es evidente que no somos un país equitativo, mucho menos organizado y mientras la política dirige los beneficios a un sector reducido, la mayoría de la población sufre los estragos del desperdicio y la falta de educación y conciencia general.
Uno de los problemas poco evidentes, es la excesiva generación de basura, la cual es confinada en sitios que no son los más adecuados ni con el control necesario. Consecuentemente, en un corto tiempo los rellenos sanitarios, que albergan las inmundicias de nuestra ciudad, llegarán a su límite sin una alternativa para el manejo de residuos. No obstante, este tipo de confinamiento no es el más adecuado ni confiable para la salud.
Por otro lado, persisten los depósitos de basura sin control, si recorremos la parte periférica de la ciudad encontraremos decenas de botaderos de basura clandestinos en lotes baldíos, áreas de cultivo, quebradas, causes hídricos; de igual modo que el problema de contaminación por lixiviados de aguas y corrientes internas a pocos metros de la superficie de la ciudad.
El problema del tratamiento de residuos sólidos, lo enfrenta nuestra ciudad es asumida por el sector informal conocidos como minadores de los tachos de basura. La cuestión más grave de los minadores es la marginalidad: este sector del cual depende el poco reciclaje que hay en Latacunga, es discriminado por el resto de la sociedad, ya que vive entre la basura. No obstante, representan un segmento importante al ser contabilizados en centenares de personas que recogen la basura de los contenedores. No existe ni habrá recursos económicos ni humanos para contrarrestar el daño que hoy se hace a nuestra ciudad a causa de esta falta de conciencia de la población.
El convertir la gestión de la basura en una industria traería grandes beneficios, entre ellos, la disminución y correcta separación de los deshechos, el cuidado de los mantos freáticos, fauna y flora de la ciudad, la generación de fuentes de trabajo y la creación de empresas nacionales y locales.