La falta de lluvias, el sistema fluvial de los ríos, lagos, y otras fuentes que abastecen al mundo se encuentran en un nivel crítico, Además, la mayor parte de los pozos de agua subterráneos también están por debajo de lo normal. Pero el problema no es sólo la falta de lluvia. Los problemas hídricos se deben, principalmente, al rápido crecimiento de la producción industrial de cultivos, la ganadería, principalmente la exportación de productos.
Esta disminución en los niveles de agua conlleva una serie de dramáticas consecuencias; así en el 2022 se reportaron miles de pozos secos en el mundo, por lo tanto, quienes quieran seguir usando agua subterránea, tendrán que cavar pozos más profundos. Entre 1950 y 1980, la superficie bajo riego a nivel mundial se duplicó y ha seguido creciendo rápidamente desde entonces, uno de los principales factores de este enorme aumento fue la Revolución Verde, que extendió por todo el mundo nuevas variedades de trigo, arroz y maíz con alta demanda de agua, pero también la presión del Banco Mundial, el FMI y otros organismos internacionales, a tal punto que algunos países se vieron obligados a exportar sus productos.
Muchos de estos cultivos necesitan grandes cantidades de agua para crecer. Por ejemplo, el maíz necesita 1 litro de agua por kilo de grano y para producir un kilo de carne de vacuno se requiere nada menos que 15000 litros de agua. Sin embargo, no se toma en cuenta el agua en las decisiones sobre la importación y exportación de alimentos
Pero los acuíferos no sólo se están agotando, sino que también se están degradando, por cuanto, se advierte un aumento dramático en los niveles de salinidad de las aguas subterráneas provocado por el ingreso de agua de mar, con la concentración de nitratos debido al peligro que suponen para la biodiversidad local y la calidad del agua potable.
Otros países dependen de la llamada agua fósil: aguas subterráneas que han permanecido selladas en un acuífero durante miles o incluso millones de años. Debido a que estos depósitos no se reabastecen de manera natural, estas aguas son consideradas no renovables.
Está claro que no podemos seguir con este uso irracional del agua para regar cultivos de exportación. Si lo hacemos, el mundo se quedará literalmente sin agua. Ha llegado la hora de apoyar y alentar el uso de técnicas agrícolas locales, mucho más sostenibles, utilizadas por agricultores en pequeña escala a lo largo de todo el mundo, que, con su cuidadoso sistema de rotación de cultivos, siembra de cobertura y de cultivos intercalados, ahorran agua y mantienen fértil el suelo. Resulta fundamental implementar políticas públicas que fomenten la soberanía alimentaria y que tengan como norte alimentar a las personas y no llenar los bolsillos de las empresas importadoras y exportadoras de alimentos.