Las plagas agrícolas que devoran cultivos alimentarios fundamentales están avanzando aceleradamente en estos últimos años, y se generalizan a medida que el clima se calienta, advierte una nueva investigación. El calentamiento con más intensidad en algunas regiones podría amenazar el rendimiento de los cultivos a medida que los insectos herbívoros se propagan con más facilidad y se vuelven más voraces, consumiendo en poco tiempo los cultivos utilizados por los seres humanos y los animales.
Los investigadores ya sabían que en suelos invernales más cálidos los insectos tienen más probabilidades de sobrevivir y durante cuatro décadas de monitoreo del suelo y datos del gusano cogollero del maíz, predijeron la distribución de plagas en el futuro. Por cuanto se considera que el gusano cogollero del maíz se encuentra entre las plagas agrícolas más comunes en la mayor parte de las regiones debido a que el maíz y el trigo son productos agrícolas ampliamente utilizado en la alimentación. Las plagas y enfermedades de las plantas pueden acabar con el duro trabajo de los agricultores y generar pérdidas significativas en los rendimientos y los ingresos, lo cual representa una amenaza sustancial para la seguridad alimentaria.
El informe señala que a medida que el calentamiento aumenta, el apetito de los insectos a nivel mundial también aumenta, lo que provocaría la destrucción de un 50 % más de trigo y un 30 % más de maíz en el futuro. El aumento del estrés por calor ya está afectando los rendimientos, con cosechas de cultivos básicos en Europa y América este año como resultado de las olas de calor y la sequía.
Entender lo que está sucediendo con el gusano cogollero es realmente importante para los productores agrícolas. Otras plagas que podrían propagarse rápidamente hacia otras áreas de cultivo incluyen el gusano verde del trébol, la oruga de la soya y la oruga del frijol amarillo.
Las polillas del gusano cogollero pueden dispersarse hasta 1000 km debido a los vientos frecuentes, lo que significa que consiguen propagarse rápidamente afectando a grandes áreas de cultivos. Los productores orgánicos tienen un gran desafío para controlar esta plaga y, a menudo, ocurren pérdidas significativas de cosechas cuando las infestaciones son altas.
Una de las maneras de prevenir orgánicamente las enfermedades y plagas nuevas es utilizando el ajo: insecticida natural contra los ácaros, babosas, caracoles y pulgones; el tomate: plaguicida natural contra los pulgones, gusanos y orugas; la ceniza: fertilizante y repelente de caracoles, gusanos y orugas; perejil: insecticida casero contra pulgones y ácaros.
Es necesario poner en vigencia el manejo integrado de plagas, como una forma de mantener los cultivos, de manera que el daño de enfermedades y plagas permanezca bajo el nivel económicamente aceptable, para no utilizar plaguicidas químicos que tanto daño está causando a la salud, al suelo y al ambiente.