Según fuentes carcelarias, la violencia habría comenzado en “La Bomba”, una zona de mínima seguridad.
“Se armó, se armó”, alertaba, angustiado, José* — un preso que cumple su condena en el pabellón de mediana seguridad del Centro de Rehabilitación Bellavista, en Santo Domingo y que solicitó la reserva de su identidad—, a su familia. Fue una llamada que, según cuenta su familiar a GK, llegó antes de las tres de la tarde de este lunes 18 de julio de 2022. “Estaba comenzando la matanza”, cuenta su familiar quien, más de dos horas después,aún espera noticias de José para saber si sigue con vida.
Una fuente policial reservada confirmó a GK que hay al menos trece internos muertos y dos personas heridas. En las imágenes a las que GK ha tenido acceso se ven cuerpos desmembrados con arma blanca, luego de un nuevo enfrentamiento en aquella prisión, donde hace menos de dos meses estalló lasexta masacre carcelaria en Ecuador, que dejó 44 fallecidos.Hasta hoy, al menos 385 presos han sido masacrados, pero no hay un responsable directo por sus muertes.
Las imágenes son impactantes. Los cuerpos de las personas asesinadas fueron mutilados y apilados en una zona. Allí continuaron detonando armas. “Esto es por el Comandante J”, grita un preso, mientras dispara a un cadáver con un arma de fuego.
GK recogió dos testimonios —de una familiar que recibió mensajes de un interno y de una persona presa—. Ambos coinciden en que el conflicto habría comenzado antes de las tres de la tarde, pero que los rumores habían iniciado días anteriores. “Mi familiar nos comentó hace al menos cinco días que algo iba a pasar, que hay bandas que quieren tomar ese liderazgo. Con la masacre que hubo antes [en mayo] nadie se quedó tranquilo. Más bien siempre tienen miedo de que algo pase”, relata la familiar.
Según sus relatos que coinciden, la violencia comenzó en el pabellón de mínima seguridad, en una zona a la que llaman “La Bomba”, cercana a aquella por la que ingresan las visitas. Son varios miembros de labanda R7,que antes era aliada de la organización narcodelictiva Los Lobos, quienes habitan en ese pabellón, de acuerdo con fuentes carcelarias.
Armados con cuchillos, un grupo de miembros de R7 atacó a otros —aún no se conoce a qué banda delictiva pertenecían las personas atacadas. Las autoridades tampoco lo saben aún, pese a que en las cárceles opera la Unidad de Inteligencia Penitenciaria. El ministro del Interior, Patricio Carrillo, dijo, pasadas las siete de la noche, que el ataque fue contra una banda reciente liderada por Alias Goyo, sobre quien pesaban varios procesos penales, incluido asesinato. Él fue uno de los presos asesinados en esta masacre.
GK también conoció que presos de la zona de mediana seguridad fueron a la de máxima, de acuerdo con sus relatos, “y dañaron los candados para que sus compañeros pudieran salir para que no sean atacados”, dice uno de ellos.
El ministro Carrillo dijo que habrá traslados luego de los asesinatos, pero aún no se conoce cuántos, ni cuándo, ni quiénes.
Los presos de la zona de mediana seguridad fueron a la de máxima, de acuerdo con sus relatos, “y dañaron los candados para que sus compañeros pudieran salir”, dice uno de ellos.
Hasta las cinco de la tarde, el Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y Adolescentes Infractores (SNAI) no ha confirmado la cifra de fallecidos. Ninguna autoridad se ha pronunciado tampoco sobre la violencia en la prisión de Santo Domingo, donde el hacinamiento asciende a casi el 80% en las celdas. Lo que reconoció el SNAI, en un corto tuit, es que en la prisión hubo una “riña” y que miembros de la policía, militares y personal del Ministerio de Salud llegaron a la zona.
[Actualización: a las cinco y cincuenta y tres de la tarde, el SNAI ratificó que eran trece las personas fallecidas. GK conoció la cifra antes de que la institución lo confirmara]
Hay decenas de familiares en las inmediaciones de la cárcel, en cuyo exterior hay pequeños restaurantes en los que los familiares suelen comer durante los horarios de visitas. Además, hay ambulancias, vehículos policiales y de las Fuerzas Armadas que siguen entrando y saliendo del recinto carcelario.