SON SUSTANCIAS DE SUMA IMPORTANCIA PARA EL BUEN FUNCIONAMIENTO DE NUESTRO ORGANISMO, YA QUE AYUDAN A PREVENIR LOS DAÑOS QUE ESPECIES REACTIVAS DEL OXÍGENO PUEDEN PRODUCIR EN NUESTRAS CÉLULAS
El cuerpo humano es una máquina casi perfecta que requiere el apoyo de innumerables nutrientes para su correcto funcionamiento. vitaminas, minerales, lípidos, aminoácidos… Todos juegan un papel protagonista dentro del organismo. Sin embargo, existe un tipo de sustancia sin la que nuestra salud se vería mermada sin remedio. Hablamos de los antioxidantes que, como su propio nombre indica, protegen las células del efecto dañino de los radicales libres, moléculas responsables de alterar los sistemas biológicos provocando la aparición de enfermedades o acelerando el envejecimiento.
El auge de la comida basura o chatarra y las dietas desequilibradas ha provocado que, en los últimos años, la población experimente un aumento considerable de las enfermedades crónicas no transmisibles, es decir, aquellas que están relacionadas con la alimentación. Y es que los ingredientes de origen vegetal tienen un efecto protector que reside en su actividad antioxidante. No obstante, otros factores interfieren también en la eficacia de dichos nutrientes como la contaminación atmosférica, los herbicidas, ciertas grasas y el humo del tabaco, entre otros.
Los antioxidantes protegen las células de la aparición de ciertas enfermedades y el envejecimiento
A este grupo mágico de alimentos pertenecen, por ejemplo, los frutos rojos, algunos cítricos, el marisco, el té verde y verduras como la zanahoria, las alcachofas, los espárragos y el brócoli. Afortunadamente, son tantos los antioxidantes disponibles que resulta de lo más sencillo aprovechar todos sus beneficios. Bajo esta premisa, ¿cuáles son los antioxidantes más importantes y dónde podemos encontrarlos?
FITOESTEROLES
Además de los antioxidantes conocidos por todos como las vitaminas A, C y E o el omega 3, los fitoesteroles se han convertido en uno de los pilares fundamentales de la salud del ser humano. Su función principal es disminuir la absorción de colesterol LDL, aquel que presenta una mayor acumulación del mismo en las arterias. Además, combinando su poder con el de la vitamina E, también lo protege de la oxidación. En cuanto a su consumo, los expertos recomiendan una ingesta diaria de 500 miligramos, que podemos cumplir gracias a las nueces, el arroz, los dátiles, las semillas de sésamo, las aceitunas, las cebollas o los higos.
POLIFENOLES
En este caso, se trata de un conjunto de compuestos bioactivos que se encargan de defender el sistema circulatorio gracias a su poder anticancerígeno, neuroprotector y antiinflamatorio. Provienen del metabolismo secundario de las plantas, por eso los compuestos fenólicos -nombre técnico de dicho antioxidante- se encuentran presentes en una gran variedad de plantas comestibles, semillas, cereales y bebidas como el té, el café, la cerveza o el vino tinto. “Un nivel importante de antioxidantes se alcanza cuando el consumo es de unos 800 mg/día, que puede lograrse con una dieta rica en frutas y hortalizas”
BETA-CAROTENO
Otro de los antioxidantes más conocidos por la opinión pública. Los beta-carotenos o carotenoides son unos pigmentos que, además de aportar un intenso color brillante a los alimentos, resultan esenciales para el desarrollo óseo, la salud ocular y la función del sistema reproductivo. Además, aunque en menor medida, nos ayudan a protegernos del daño solar. Al igual que los polifenoles, este nutriente forma parte de un gran número de vegetales como, el melón, la zapallo, las espinacas, el perejil o el mango. Como acabamos de ver, una forma muy sencilla de reconocerlo es a través del color de los alimentos, pues está detrás de tonalidades tan recurrentes en nuestra despensa como el naranja, el amarillo, el rojo y el morado.