El 31 de diciembre de 2020, se inició la campaña electoral, para la elección de presidente, vicepresidente, asambleístas y parlamentarios andinos, luego que los movimientos y partidos políticos cumplieron con el Código de la Democracia que regula las votaciones y a las organizaciones políticas de Ecuador; proceso que duró algunas semanas.
Se inicia dentro de las interrogantes y cuestionamientos que tenemos los ciudadanos sobre la moralidad, integridad y honradez de algunas autoridades en la función de ser los administradores de los recursos del Estado y de las leyes que rigen para el ordenamiento del ejercicio de la gobernanza.
Una de las voces que quiere orientar el valor de la política, la importancia de los partidos políticos, y la responsabilidad de los actores políticos y de los ciudadanos, son los Obispos Católicos que conforman el Consejo de Presidencia de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, que en días anteriores se pronunciaron sobre los principios en la responsabilidad política.
Resaltan el valor de la política, indicando que “no puede vivirse únicamente en el espacio de lo privado y de lo individual, sino que tiene una exigencia de servicio, de don de sí, de compromiso y de transformación de la sociedad”. Indican que la política es la búsqueda del bien común; por tanto, es obligación de los ciudadanos opinar y decidir.
Destacan la importancia de los movimientos y partidos políticos como intermediarios del Estado y de las aspiraciones de la ciudadanía, pero al mismo tiempo les compete informar y educar a los ciudadanos en el análisis y entendimiento de la realidad; un encargo que va más allá de los interese individuales y de grupo que les mueve. Les invita a “contar con un programa ideológico y una clara organización que los identifique” y no caer en el populismo con propuestas engañosas.
Los políticos que participan en la justa electoral tienen la responsabilidad de ofrecer soluciones reales según las necesidades de la población sin demagogia; “hablar con claridad y sin reservas sobre las acciones y las medidas concretas para hacer realidad sus ofrecimientos de campaña electoral, buscando el bien para todos, especialmente de los marginados”; debiendo gobernar con el “diálogo, respeto y colaboración con todos los actores se la sociedad”.
Finalmente apelan a nosotros: “como ciudadanos conscientes y responsables, tenemos el derecho y el deber de elegir bien a los representantes y gestores de nuestro futuro”; con el voto tenemos la responsabilidad de generar “progreso o retroceso, empleo o desempleo, seguridad o inseguridad, honestidad o corrupción, justicia o impunidad.”.
Este es un llamado a que los movimientos y partidos políticos con sus candidatos sean conscientes y retomen los principios éticos frente a la sociedad, con la transparencia y la verdad en sus ofrecimientos. También se interpreta la necesidad que los ciudadanos dejemos la indiferencia que nos han sumido los políticos y seamos protagonistas activos en las elecciones con sentido común y reflexivo. (O)
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