El estrés hídrico se produce, según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, cuando la demanda de agua excede la cantidad disponible durante un periodo determinado o cuando su baja calidad restringe su uso; así, se produce un deterioro de los recursos de agua destinada al consumo tanto en cantidad como en calidad, generalmente debido las actividades del ser humano como la sobreexplotación de los recursos hídricos, contaminación, intrusión salina, etc. El agua está cada vez más estresada; la ecuación que explica el problema es sencilla: su consumo aumenta y su cantidad y calidad disminuye.
La Unión Europea alerta de esta peligrosa conjunción que afecta a gran parte de los europeos y otras áreas del Planeta; en este momento, Sao Pablo, Brasil, una de las ciudades más pobladas, en sus sectores periféricos están sufriendo el impacto de la escases de agua y si las previsiones del cambio climático se cumplen, el problema será aún más grave en los próximos años; por ello, los expertos recomiendan un uso más responsable y eficiente de este recurso. Atendiendo a esta definición y a los datos de la Unión Europea, los escases de agua se debe al desarrollo económico, la expansión urbana, el turismo, y la agricultura.
Por si fuera poco, las previsiones sobre el cambio climático apuntan a un empeoramiento del problema, el calentamiento global producirá menos lluvias, más intermitentes, y un aumento de las temperaturas, lo que acentuará la evaporación; la demanda crecerá cada vez más, con ella, se desarrollará una competición por este bien entre los distintos sectores, turismo, agricultura, energía y otros usos.
Nuestro país ya está sufriendo este estrés hídrico, cuando hace falta agua en gran parte de nuestro territorio pues necesitamos de este recurso para la generación eléctrica, para la agricultura, para el turismo, la industria, manejo de peces etc., además de los problemas de escasez de agua, el cambio climático está provocando lluvias más violentas, y por tanto, más inundaciones y crecidas de los ríos, lo que complicará aún más su aprovechamiento.
Los expertos enumeran diversas medidas para mitigar el estrés del agua; reducir las emisiones de CO2 y CH4, el ahorro de agua, para ello, se exhortan al consumo responsable entre la población, al aumento de la eficiencia de las tecnologías y dispositivos de ahorro y reutilización, la mejora de las redes de distribución, uso de tecnologías más eficientes en la actividad agrícola y por supuesto el cuidado de los ecosistemas productores de agua y la reforestación.[F]
Por: Luis Reinoso