Al acercarse la hora cero para escoger las nuevas autoridades seccionales, se altera el avispero político. Mientras unos mantienen la esperanza de “dar una sorpresa” y levantarse con la mayoría de votitos para realizar su sueño, otros no pueden contener más la obra teatral, montada sobre su ego, para convencer a los apáticos ciudadanos que no hay mejor opción que ellos para “cuidar celosamente” los escasos recursos públicos, que han llenado su “espíritu” ejecutando su obra macro.
Ha llegado la hora de adelantar la despedida del carguito, antes de ser notificados con el despido y reemplazo por decisión democrática del pueblo. Nicolás Maquiavelo recomienda que en estas circunstancias, lo mejor es armar la retirada al estilo Napoleón, disparando aunque sea al aire, corriendo en la dirección contraria a paso de perdedores, antes que ser humillados en el campo de batalla ante la mirada de los súbditos que se solivianten en las urnas. Banda: ¡toquen la retirada!
Así ocurrió hoy en el campo de batalla del Patronato Municipal, a pocas horas que, el gran perdedor de esta lid electoral, se anticipara a cubrir la retirada pidiendo licencia para ausentarse LOS ÚLTIMOS CUATRO DÍAS DE CAMPAÑA, como para reparar la grave falta de sensibilidad y ética que cometió al mantenerse en el puesto y hacer mal uso de recursos públicos, que corresponden a la gestión que temporalmente ha ocupado. Este gesto ex temporáneo es un intento de borrar las huellas del abuso de autoridad cometido, para favorecer su indeseable reelección.
La “apoteósica” despedida se dio subrepticiamente, en medio de un centenar de melancólicos empleados públicos que sienten que se les va su vaca lechera, en este espacio reservado para la familia Real, que en medio de miradas perdidas y al son de “pobre corazón…” se despidieron del poder que ostentaron, con el nombre de servicio público. El flamante hospital (consultorio) de Solca fue testigo de la deshonrosa retirada. ¡Adiós, adiós… que te vaya bien…! [O]
Por: Alberto Salvador