La provincia de Cotopaxi dedica la mayor parte de sus recursos humanos a la producción tradicional de bienes agrícolas y ganaderos, con prácticas culturales que no se han actualizado desde tiempos inmemoriales. El modelo de crecimiento que ha imperado los últimos once años, ha causado el encarecimiento de bienes, maquinaria, insumos, materias primas y mano de obra, lo cual en una economía dolarizada, con bajos índices de competitividad y productividad, da como resultado bienes y servicios que no pueden competir con los importados y mucho menos ser exportados. Caso patético, el de la leche.
Tampoco es la solución politizar el problema, buscando decisiones demagógicas que se alinean con el populismo que tanto daño nos ha hecho en el pasado y sigue latente en cada rincón de nuestro país. Debemos entender las raíces del problema y sus soluciones técnicas y sostenibles. La manía de poner arancel a la importación de bienes necesarios para producir, solo financia la obesidad del Estado elevando su costo. La falta de una política de competitividad, incide en la producción general. La falta de capacitación de la mano de obra genera bajos índices de productividad que redundan en productos caros. En resumen, todos los elementos que componen el costo de producción se encarecen ante la falta de una estrategia de competitividad, productividad, calidad, tecnificación, comercialización y un entorno orientado al crecimiento hacia mercados foráneos.
Mirándolo desde una óptica distinta, debemos admitir que todos estos limitantes son causados por el hombre, y por tanto pueden ser modificados para enrumbar la producción hacia un futuro promisorio para los ecuatorianos, que necesitan oportunidades reales de superación en la sacrificada actividad agropecuaria. Los resultados no serían alcanzados de la noche a la mañana, pero tendríamos la certeza de caminar en la dirección correcta y alcanzar la meta.
¡No seamos presa fácil de la demagogia que reaparece con cada evento electoral! [O]
Por: Ing. Alberto Salvador