Las trompetas y los timbales han silenciado. La fiesta ha terminado. Dos meses después de haber concentrado la atención de los parroquianos en crear la expectativa de la fiesta mayor con motivo de celebrar 198 años de emancipación política, regresamos a la realidad cotidiana. Habíamos dejado en proceso un sinnúmero de obras clientelares en las quince parroquias del cantón Latacunga. La indignación por la falta de participación ciudadana se hizo presente en todos los barrios afectados por carencia de obras o falta de participación ciudadana. La Contraloría no da abasto para fiscalizar tanta obra cuestionada. El cabildo no halla el camino para cumplir su función fiscalizadora. Para completar el panorama político, estamos a puertas de cerrar inscripciones de candidatos, todos ellos sonrientes, maquillados de cuerpo y alma y jurando rescatar nuestra ciudad para convertirla en la que ¡siempre soñamos!
La procesión de la Mama Negra, cuya esencia debe ser preservada y mejorada, ha sido utilizada por autoridades locales, provinciales y nacionales para darse un baño de popularidad cobijándose en el manto sagrado de la Virgen de las Mercedes, implorando que el pueblo olvide sus pecadillos y les devuelva la confianza que hace rato les retiró. No es una coincidencia que este desfile de personajes “sin careta”, que encabezan indebidamente la comparsa, ocurra a pocos días de que se cierren las inscripciones para candidatos seccionales que se elegirán en marzo 2019.
Los ciudadanos no podemos dejarnos sorprender nuevamente. Debemos prepararnos para discernir entre la realidad y la ficción. Demandemos propuestas serias, creíbles y realizables que deben venir de personas que, más allá de enunciarlo, puedan demostrar al pueblo latacungueño su visión, honradez, capacidad ejecutiva, credibilidad, liderazgo, transparencia y respeto a la voluntad de sus mandantes, para lograr la calidad de vida que merecen, desterrando la imposición autoritaria. [O]
Alberto Salvador
Noviembre 5 de 2018